El Evangelio de hoy (Marcos 4,35-40 )
nos habla de Jesús y sus discípulos que pasan a la otra orilla e improvisamente
se arma una tormenta…
Probamos a leer con atención el texto y dejar que nos hable
en nuestra realidad actual…
Vemos que “otras barcas lo acompañaban” eso nos
hace ver que la barca donde está Jesús sufre la misma situación que las otras...
también hoy, como cristianos, vivimos la misma realidad que los demás de nuestra
sociedad. Las mismas dificultades: falta de trabajo, dificultades de
comunicación, enfermedades, muertes…
Los discípulos ven la fuerza de la tormenta que los sacude e
inician a tener miedo. Muchas veces en las tormentas de la vida iniciamos a
tener miedo, o mejor a no tener esperanza
entonces también nosotros gritamos (o si no lo hacemos expresamente nos viene
tanto la gana de hacerlo…!!!)
¿NO TE IMPORTA DE LO QUE NOS ESTÁ
PASANDO???
Pero parémonos un poco a ver esta extraña actitud de Jesús: duerme…
¿Cómo es posible dormir en una tormenta?
Se necesita una gran tranquilidad
y confianza… la misma del bebé que está en los brazos de sus padres y simplemente confía en ellos… Jesús acá
nos da un testimonio de confianza, confianza en su Padre pero también confianza
en sus amigos que sin duda eran expertos en barcos y no era la primera vez que
se encontraban en plena tormenta.
Eso nos hace ver que en nuestras tormentas
actuales hay que recordarnos que Jesús confía que el Padre nos de las gracias
para saber VIVIR esa tormenta y salir de esa. Cuando se está en una tormenta la
única manera para salir de esa es remar, no pararse…
Acá los discípulos, no obstante
habían escuchado Jesús decir poco antes “el Reino es como una semilla, que el
hombre duerma o vele la semilla crece por si sola” se asombran de la tranquilidad
de Jesús, de su dormir…
Las tormentas no faltan en
nuestra sociedad y por eso en mi vida, en la tuya, y siempre habrá momentos difíciles
pero es importante recordar que en estos momentos no estamos solos, dios nos
acompaña, estamos en el mismo barco…
Interesante ver un cuadro del
pintor Rembrandt donde imagina las distintas actitudes de los discípulos en esta situación,
quien duerme, quien vomita, quien rumbea las velas, quien se tapa los ojos… Habrá
que preguntarnos, ¿qué actitud tomamos nosotros en los momentos difíciles? Nos viene
espontaneo decir “Señor te seguiré donde vayas…” pero sabemos nuestra debilidad
y añadimos como los apóstoles “Señor, aumenta nuestra fe…” (Lc 5,1)
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