El evangelio de hoy nos presenta Jesús en su actitud milagrosa
de sanar, de dar Vida (Mc 5,21-24.35-43)
Una primera lectura del texto podría llevarnos a reflexionar
sobre el tema de la muerte… Tema siempre actual, realidad inevitable en la vida
de cada persona, cristiana o no. Realidad que como cristianos no nos pide de no
sentir “sufrimiento”, dolor por la ausencia de persona querida, sino de dar
sentido a ese dolor conscientes de la esperanza que nos empuja a creer que la
muerte no es “un punto y basta” sino “un punto y coma” que nos lleva a creer
que es un pasar de vida a Vida, de la terrena a la eterna.
Pero en realidad el texto nos lleva a una reflexión también
más universal para todos. Jesús dice “La niña no ha muerto, sino que está
dormida”.
También hoy cuantos signos a nuestro alrededor, de indiferencia, de chatume, de egoísmo, de mediocridad, de rivalidad y tantos otros que con facilidad llamamos a veces “signos de muerte”. Pero mirando estas palabras el mismo Jesús nos recuerda que no es muerte… simplemente se está dormidos… La gente alrededor de la niña ya la daban por muerta… A veces también nosotros faltamos de esperanza, de aquella esperanza madura que tendría que caracterizarnos como cristianos, pensando que no se puede hacer nada para cambiar las cosas, ya está todo perdido….
También hoy cuantos signos a nuestro alrededor, de indiferencia, de chatume, de egoísmo, de mediocridad, de rivalidad y tantos otros que con facilidad llamamos a veces “signos de muerte”. Pero mirando estas palabras el mismo Jesús nos recuerda que no es muerte… simplemente se está dormidos… La gente alrededor de la niña ya la daban por muerta… A veces también nosotros faltamos de esperanza, de aquella esperanza madura que tendría que caracterizarnos como cristianos, pensando que no se puede hacer nada para cambiar las cosas, ya está todo perdido….
Al mismo tiempo cuantas veces tenemos que reconocer que
nosotros mismos podemos ser esta joven dormida, que necesita “DESPERTARSE”,
levantarse de su situación y volver a vivir en plenitud. En los últimos años he
tenido la gracia de estar al lado de tantos adolescentes que pudieron y
supieron levantarse para una Vida plena y para mí fue siempre un incentivo
cuestionador para intentar no quedarme en la mediocridad.
El evangelio de hoy termina con Jesús que dice a los padres de
la niña que le den de comer… Puede parecer raro, pero solamente comiendo se
puede continuar a vivir, solamente nutriendo nuestro camino cristiano como discípulos
podemos no caer en “este sueño mortífero” que a veces nuestra sociedad nos contagia.
Espero que este vídeo logre motivarnos más todavía…
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