También el evangelio de hoy habla a nuestra vida diaria. Nos presenta a Bartimeo, un ciego que se
entera que Jesús pasaba a su lado y grita para que pueda encontrarlo, poder estar con él.
La gente a su alrededor, los mismos
discípulos, buscan hacerlo callar, para que que no moleste al Maestro que casi seguro iba enseñando con algunas de sus palabras a lo
largo del camino.
Pero Bartimeo grita más fuerte y
atrae la atención de Jesús que pide que se lo traigan y viéndolo parece hacer
una pregunta obvia, casi absurda: QUE QUIERES QUE HAGA POR TI…
Naturalmente el ciego pide ver y Jesús
le concede la vista como resultado de la fe del mismo Bartimeo.
Pero, ¿qué significa eso para
nosotros? ¿Qué nos enseña?
Entre nosotros no hay muchos
ciegos físicamente pero quien sabe puede significar para nosotros tomar
consciencia que muchas veces no vemos plenamente los designios de Dios en nuestra
vida, no reconocemos la presencia de Dios a nuestro alrededor.
Quien sabe también a nosotros hay
toda una realidad que nos rodea que busca hacernos callar, busca hacernos contentar, dejarnos en la mediocridad de nuestro camino. También a
nosotros, como seguro a Bartimeo, buscan dejarnos tranquilos con “unas monedas”,
una limosna que calle nuestra sed de
algo más, algo radical.
También nosotros como Bartimeo
somos llamados a gritar más fuerte, a no contentarnos de nuestra eventual
situación de mediocridad, pedir a plena voz SEÑOR, QUEREMOS VER, QUEREMOS VERTE
Y RECONOCERTE.
En esta semana podemos hacer que estas ideas, acompañadas por esos videos nos ayuden a caminar atrás del Maestro
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